miércoles, 10 de agosto de 2011

Lecturas Chilenas

¿RECUERDAS?
   ¿Recuerdas? Una linda mañana de verano.
La playa sola.Un vuelo de alas grandes y lerdas.
Sol y viento. Florida la mar azul. ¿Recuerdas?
Mi mano suavemente oprimia tu mano.
   Despues, a un tiempo mismo, nuestras lentas miradas,
posáronse en la sombra de un barco que surgia
sobre el cansado limite de la azul lejanía,
recortando en el cielo sus velas desplegadas.
   Cierro ahora los ojos, la realidad se aleja
y la visión de aquella mañana luminosa
en el cristal oscuro de mi alma se refleja.
   Veo la playa, el mar, el velero lejano,
y es tan viva, tan viva la ilusión prodigiosa,
que a tientas, como un ciego, vuelvo a buscar tu mano.

(Manuel Magallanes)

   Pedro Prado
Su obra poética es una continuidad a través del tiempo de los temas esenciales de una poesía realmente valiosa, que va ahondando, expurgándose, liberándose de formas muertas, mediante una sensibilidad alerta y una permanente juventud del corazón.          




Sonetos
 


Todo te di, que al darte tu sentido
te di principio y fin, causa y objeto;
te di belleza, sugestión, secreto;
vivir sabías sin haber nacido.

   Naciste en mí tal como rama y nido
el vuelo nace, tal como  sujeto
oculto se insinúa y crece inquieto
preparando el huir desprevenido.

   Unica, dulce, diferente, plena,
desde el ser al no ser, toda la gama
presencia fina, y firme, y bella, y buena.

   Dios retorna a crear en hombre que ama
todo por El, de mí lo has obtenido;
todo, sí, ¡ hasta el no ser, hasta el olvido!
 
*
De qué mundo ignorado habré venido,
qué lenguaje es el mío tan arcano,
que si a alguien tiendo con amor la mano,
ignora lo que ofresco o lo que pido.

Me sé distinto de mortal nacido:
niño o zagal, maduro ya o anciano,
no encuentro al alternar, y busco en vano,
¡y entre tantos!, a alguno parecido.

Sonriendo miran como quien indaga,
sin comprender jamás lo que yo quiero,
y con tal inconsciencia se me paga

Que alejarme, por último, prefiero.
No hay cosa mía que a alguien satisfaga;
¡me siento entre los hombres extranjero!
 
 
*
CANCIÓN INGENUA
(Juan Guzman C.)

La rosa blanca lo espera
en sus brasos de fragancia.
Pero, aunque el amor lo quiera,
no lo quiere la distancia.

Al extremo del jardín,
lejos de la enamorada,
desesperado el jazmín
la besa con la mirada;

Y la rosa, que medita
meditaciones de rosa,
como una carta exquisita
le envia una mariposa.


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